La imagen corporativa de una entidad se refiere a cómo la misma es percibida por la población. Está formada por varios elementos que trabajan simultáneamente y permiten posicionar a la empresa en la mente del cliente, ciudadano o usuario.
Es fundamental y su conceptualización es parte esencial de las estrategias de las organizaciones para lograr sus objetivos y contribuir al logro de su visión.
La imagen corporativa se construye a través de la comunicación en sentido amplio; es decir, la totalidad de los recursos comunicacionales de que se dispone para llegar efectivamente a sus grupos de interés y al público en general.
Estos elementos característicos abarcan aspectos como el logo de la marca y su imagen gráfica, pero también su manera de comunicar, su modo de actuar, de trabajar, de responder a las solicitudes, su política institucional, de responsabilidad social y de recursos humanos.
La marca, nombre y logotipo de una empresa va más allá de un diseño gráfico, es la empresa, es el símbolo que la identifica y diferencia del resto, la posiciona y representa en la mente de los usuarios. Todo lo que una empresa dice y hace de sí misma, todo lo que la representa y quienes la representan generan expectativas, percepción, imagen corporativa.
Quienes nos observan se preguntarán ¿somos lo que decimos y parecemos?, no basta únicamente con elaborar un plan de relaciones públicas estratégico, no basta con un comunicado de prensa, pues eso es solo una parte para generar imagen corporativa positiva.
Es por ello que la alta gerencia debe tener claro la importancia de la imagen corporativa y de que su comportamiento afecta indistintamente lo que puedan decir de la empresa.
Debe elaborarse un manual de la marca “logotipo”, de imagen corporativa que establezca la descripción del mismo, colores corporativos, su uso correcto, versiones de tonalidades y determinar quiénes pueden utilizarlo, y las prohibiciones. La identidad corporativa debe ser clara, sólida y distintiva.
El uso correcto del logotipo, basado en una comunicación estratégica alineada a la visión de la empresa, constancia y congruencia en la difusión de la información a grupos externos e internos fortalece la imagen corporativa positiva.
La empresa debe hacer un compromiso con lo establecido como su marca corporativa, que debe quedar reflejado en sus actos y eventos, en el protocolo empresarial, como herramienta de la comunicación corporativa.
Debe crear un sentido de pertenencia en su público interno y de confianza a lo externo a través de recursos intangibles como es la reputación corporativa y su personal. Valores claramente identificados ya que el público debe sentirse identificado, que comparte esos esquemas morales con la empresa que le dan seguridad y respeto hacia la marca. La profesionalidad y la ética deben ser integrales para fortalecer la imagen corporativa.
Actualmente el mundo está en la cuarta revolución industrial, el avance de la tecnología, el auge del populismo, la interactividad e inmediatez de las redes sociales. Podría calificarse como el momento cumbre de la globalización y la interdependencia, la tecnología, la inteligencia artificial, la robótica, y otros avances que ha experimentado la humanidad.
Dentro del ámbito de la información y el proceso acelerado de comunicar a través de “medios emergentes”, las plataformas digitales que tienen contacto directo con los usuarios ha permitido el surgimiento de nuevas formas de hacer negocios como el Airbnb, Uber, entre otras. Todas las grandes empresas se han montado en este tren del desarrollo de la comunicación digital que aparentemente no se detiene y va a alta velocidad.
Empresas que, gracias a las transformaciones digitales gozan de una imagen sólida, ya que la gestión de las mismas están claramente identificadas en la mente de los usuarios, y a esa percepción se le conoce como imagen corporativa.
La imagen corporativa es cada vez más importante para las empresas debido a que las fronteras entre el mundo real y virtual son cada vez más estrechas, por lo que consideramos que el avance tecnológico global, el crecimiento de la movilidad de los datos donde los ciudadanos con teléfonos inteligentes se convierten en periodistas en el lugar de los hechos, en fuente informativa para los medios de comunicación tradicionales.
“las afirmaciones, declaraciones o relatos realizados sobre personas u organizaciones y que son asumidos sin necesidad de que haya pruebas de su veracidad”.
Cass R. Sunstein
Estos medios emergentes permiten la difusión y propagación de los rumores en cuestión de segundos, impactando directamente la imagen corporativa de la institución y generando una crisis menor o mayor dependiendo de su impacto, convirtiéndose en el “gran reto” para que las empresas puedan mantener una proyección positiva de su imagen corporativa, lo que obliga a la preparación y actualización constante del área de comunicación. En la mayoría de los casos mantenerse monitoreando lo que se dice en el internet las 24 horas del día, los 365 días del año.
Cass R. Sunstein, define el rumor en Rumorología, como “las afirmaciones, declaraciones o relatos realizados sobre personas u organizaciones y que son asumidos sin necesidad de que haya pruebas de su veracidad”.
Por lo que una buena gestión de la comunicación evita, mitiga y responde ante cualquier crisis generada por un rumor, basados en cuatro tipos de estrategia: reactiva, proactiva, accesible y de consistencia, para proyectar y mantener la buena imagen corporativa.
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